¡¡¡CAMPEONES!!!

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El 7 de febrero de 2021 tendrá un lugar preminente en la historia de la franquicia y de la NFL. Por primera vez en la historia, se jugaba el partido final de la temporada en el estadio de uno de los equipos contendientes. Y el equipo que jugaba en su estadio ganó el partido. Ese estadio era el Raymond James y ese equipo éramos los Tampa Bay Buccaneers.

En un partido intenso, el ataque tuvo un buen desempeño, consiguiendo cuatro touchdowns, obra de Gronkowski, por partida doble (el dúo Brady-Gronk es insaciable) , Fournette y Antonio Brown y un field goal del infalible Succop. Tom Brady supo manejar el tiempo del partido y la victoria estuvo siempre bajo control. Pero la defensa. La defensa, amigos, fue un punto y aparte.

Como hemos señalado en más de una ocasión, el bloque defensivo ha sido el sostén del equipo durante toda la temporada, con contadas excepciones. El partido contra Kansas City de la semana 12 fue una de ellas. Pues bien, al igual que ocurrió en la ronda divisional, donde se dominó el ataque de Nueva Orleans que nos había arrasado en la temporada regular, ayer la defensa borró completamente del césped al que se presentaba como el mejor ataque de la Liga y como vigentes campeones.

La línea defensiva estuvo espectacular. Vea y Suh causaban estragos por el centro mientras Barrett y JPP campaban a sus anchas por el backfield de los Chiefs, obligando a Mahomes a correr casi 500 yardas hacia atrás para huir de estos dos perros de presa desatados.

Los linebackers demostraron que son la mejor pareja que hay en el juego: Devin White se encargaba de placar a cualquier jugador que llevara el balón en sus brazos y que fuera capaz de pasar la línea de trincheras, mientras Lavonte David limitaba la aportación de un Travis Kelce que se convirtió en la única arma fiable de KC.

Joel Glazer recibe el Vince Lombardi. (Foto: Buccaneers.com)

La secundaria consiguió que los receptores contrarios fueran anecdóticos, persiguiéndolos como si fueran su sombra y rompiendo pases decisivos, algunos de ellos lanzados de forma inverosímil.

Como consecuencia de todo ello, Kansas City solo pudo anotar tres field goals en el partido. Y el último de esos puntos cayó cuando aún quedaban 26 minutos y medio para el final. Sí, el todopoderoso ataque de Misuri no consiguió anotar un solo touchdown en el partido y se quedó en blanco durante casi toda la segunda parte.

Por eso, porque el ataque cumplió bajo la batuta del más grande y porque la defensa estuvo imperial al mando de Todd Bowles, el 7 de febrero de 2021 los Buccaneers conseguíamos nuestro segundo título de la NFL. Entrando como wild cards, dejando por el camino a tres equipos comandados por QBs que han sido MVP, rematando una racha de 8 victorias seguidas.

Y todo mereció la pena. Haber sufrido a los Freeman, los Glennon, los McCown, los Winston, los Aguayo, el clan de los pelos. Haber soportado a los Rahemm Morris, los Greg Schiano, los Lovie Smith, los Dirk Koetter, los Mike Smith. Los trece años sin play-off, los dieciocho sin una victoria en postemporada. Tantos disgustos y malos recuerdos se fueron, arrastrados por una lluvia de confetti.

Lo mejor: Los Tampa Bay Buccaneeers.

Lo peor: Que se acabe esta temporada de ensueño.

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