Victoria ajustada en Philadelphia, con un marcador que no refleja el dominio que Tampa Bay tuvo sobre el partido.
Los Eagles se presentaban al partido como una de las mejores defensas contra el pase de la liga y una de las más flojas contra el ataque terreste, así que el game plan de los Bucs fue diferente al de anteriores partidos: mucha carrera y mucho control de reloj.
A un primer drive de cinco minutos y medio terminó en touchdown de OJ Howard, que fue contestado del mismo modo por Philadelphia, que aprovechó una grosera interferencia en el pase de Jamel Dean en 1 y 20, le siguió otro con la misma tónica que completó Antonio Brown.
La defensa de Tampa cerró bien las carreras de Hurst y el resultado fue que los siguientes seis drives de los Eagles se zanjaron con 3 y fuera, incluyendo una intercepción de Dean, que se redimía así de su error. Sin embargo, los Buccaneers no lograban que la ventaja en el marcador creciera y solo convertían en touchdown, por medio de Antonio Brown, el drive resultado de la intercepción.
Se llegaba al descanso con un resultado de 21 a 7 a favor de Tampa Bay.
En el reinicio del partido, un nuevo punt de Eagles era contestado por un larguísimo drive de casi ocho minutos que convertía en 7 puntos Leo Fournette. Los Eagles aprovechaban una nueva interferencia en el pase (esta vez de Edwards y de 50 yardas) para encontrar la zona de anotación de Tampa.
Se entraba en el cuarto final con una cómoda ventaja de 28 a 14. Philadelphia fallaba un field goal y cuando faltaban 9 minutos para el final, Arians decidía jugarse un 4º down y tres que resultaba fallido. Hurst no desaprovechó la ocasión, anotó touchdown y conversión de dos, reduciendo la distancia a seis puntos y con casi seis minutos de partido por delante.
Pero apareció la maestría en el manejo del reloj por parte de Brady: obligó a los Eagles a agotar los tiempos muertos y consiguió los primeros downs necesarios para que, a la vuelta del two minutes warning, arrodillarse tres veces fuera bastante para cerrar la victoria.
