Victoria sufrida en el retorno de Tom Brady a Boston. El ataque no estuvo todo lo bien que esperábamos tras lo visto en los tres primeros partidos de la temporada. Bien por la lluvia que dominó casi todo el partido, bien por los nervios de nuestro QB en su regreso a la que fue su casa durante 20 años, bien por el conocimiento de Belichick de los puntos débiles de Brady, nos costó mucho trabajo anotar. Se llegaba con cierta comodidad hasta la zona roja, una vez allí se nos apagaban las luces.
Afortunadamente, los Patriots no lo tuvieron más fácil: la defensa, prácticamente desparecida en este inicio de campeonato, recordó a la que vimos el año pasado y mantuvo a raya a los locales. De este modo, el primer cuarto acabó con un exiguo 3 – 0 a favor de Tampa Bay gracias a un field goal de Succop.
Que el partido estaba siendo raro se confirmó a comienzos del segundo cuarto: Winfield intercepta un balón y los Bucs, especialistas en hacer sangre cuando el contrario comete un error, no solo no anotaron de 6 sino que se erró el field goal.
New England no desaprovechó la oportunidad y anotó un touchdown en su siguiente drive. Tras un turno de ataque infructuoso para cada equipo, Tampa era incapaz de llegar a la zona de anotación y nos teníamos que conformar con anotar un nuevo field goal que hacía que el marcador al descanso fuera de 7 a 6 para los Patriots.
El comienzo del segundo tiempo no fue más prometedor para los Bucs: el juego de pase seguía atascado pero, para nuestra sorpresa, el juego de carrera comenzó a funcionar y así en el tercer drive del tercer cuarto Ronald Jones anotaba el primer y único touchdown bucanero del partido. Pero la alegría duró poco ya que New England, apoyándose en que las numerosas bajas de la secundaria bucanera hacían fácil su juego de pase, anotaban otro touchdown recuperando la ventaja de un punto.
Los tres siguientes ataques se saldaron con sendos field goals (dos para Tampa, uno para Pats) y se llegaba al two minutes warning con los Buccaneers mandando por dos puntos y el balón en poder de los de Boston.
Mac Jones llevaba a su equipo hasta la yarda 37 de Tampa y cuando ya se mascaba la tragedia para los Bucs, una mano salvadora de Lavonte David impedía que un tercer down y tres fructificara, por lo que los Patriots se vieron obligados a chutar un field goal de 56 yardas. Un field goal largo, pero cuando quien chuta es el casi infalible Nick Folk no lo parece tanto. Esta vez los dioses del football se vistieron de piratas y la pelota golpeó el palo izquierdo y salió repelida hacia afuera, dando la victoria a Tampa y a un Brady que une a sus marcas haber ganado a las 32 franquicias de la NFL y batir el récord de yardas de pase totales.