Miradas

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Cómo cuando miras a esa persona que te hace especial, cuando un niño mira a su mayor ídolo, cuando una madre orgullosa mira cómo su hijo/a se hace mayor… Todo lo podemos resumir en eso, en miradas.

Miradas cuando los fans de Buccaneers en Londres veíamos a Jameis Winston lanzar cinco intercepciones, sentíamos que ese era el final de todo, nos íbamos derrotados, salimos del estadio mirando al futuro, ¿futuro? Sí, futuro. El futuro al que quizá un año después nos traía un señor que viniese del college o de otro equipo, pero si, mirábamos extrañados para ver cómo se resolvía el futuro de la franquicia.

Hace poco más de un año, mirábamos como un chaval de 24 años, llevaba a su equipo a ser campeón, con su equipo, y veíamos ese partido pensando, “¿seré capaz de algún año sentir eso otra vez?”, sí amigo, miradas.

Cuando llegó el día 16/03/2020, todos los Bucs fan, mirábamos con expectativas cuando saltó la noticia de que un tal Thomas Edward Patrick Brady Jr, decidió salir de su equipo del que llevaba casi la mitad de su vida, los New England Patriots. Los insiders de allí decían que habían dos claros favoritos para firmarlo, Los Angeles Chargers y los Tampa Bay Buccaneers, pero claro, ¿quién iba a pensar que fuese a firmar por un equipo perdedor como los Buccaneers? Claro amigo, solamente nos quedaba mirar, por quién se decidía firmar.

El día 20/03/2020 llegó el día D, el día donde (otra vez) mirábamos como se hacía oficial la firma, como el GOAT firmaba por los Tampa Bay Buccaneers, pues sí, al final firmó por el equipo perdedor, ese equipo que según algún ser humano, decía que no tenían afición. Pero al final querido lector, tenías que quedarte mirando como se vestía de pewter and red. 

Foto de Tom Brady firmando contrato. Instagram Tom Brady.

Llegó el primer partido y claro, todos, absolutamente TODOS, queríamos ver real como se ponía ese casco con la bandera pirata ondeando en el casco, ondeando en nuestra ilusión, que se venía a retirar, veremos, que no iba a hacer buena temporada, veremos, que su amigo Gronkowski venía a estar con él para su último baile, veremos.

Avanzó la temporada y la parte más baja, con más desánimo del equipo, donde no te quedaba más remedio de confiar en ese hombre, con la mirada tan decidida a ganar, donde para él solamente existe una palabra, ganar, con esa mirada, que ponía al más incrédulo de nosotros de nuevo en el camino del creer, de creer en él, en el equipo y en ti mismo, en seguirle a él hasta el fin del mundo y si, yo le seguí, aunque el equipo cayera, yo le seguí y confié, y también miré (otra vez) como nos llevábamos la derrota más dura de todas. New Orleans fue el que nos destruyó ese partido, pero él siempre nos puso en el camino de confiar.

Tom Brady. Foto de USA Today Sports

Después de una racha maravillosa donde esa mirada nos reveló que estaba listo, que las batallas se podían perder de mucho margen, pero la guerra no había terminado, aunque él no te lo dijera personalmente, su mirada te lo decía: “confía, confía en mí liderazgo, confía y sigue a estos guerreros que están detrás de mí, solamente te queda esa palabra, mirar”. Y yo ahí que me puse a mirar sus últimos partidos de temporada, para ver si al final se conseguía ese ansiado billete para los playoffs, me senté a verlos ganar, y volver a ganar como decía cierto entrenador de fútbol (si, el nuestro, el fútbol europeo), porque tanto a él como a mí, como a ti que lo estás leyendo solamente nos quedó mirarle a él como salvoconducto para los playoffs.

Conseguido el billete para los playoffs sentíamos que estaba todo el trabajo hecho, que llegar hasta ahí fue todo, pero no, volví a ver su mirada, la del líder insaciable en busca de la mayor presa posible, en busca de la redención de un equipo maldito, perdedor. Su mirada nos dijo a todos, que era posible, fueron avanzando los minutos, los cuartos, los partidos y se llegó al final, al partido mayor, al evento donde todo el mundo posaba su mirada (otra vez) en él. ¿Cómo no iba a confiar en él si me ha traído hasta ese partido? Joder, fuí un total incrédulo en no confiar en él. ¡Maldigo ese momento de flaqueza! Solamente me quedaba mirarlo a él en el evento magno, mi mirada puesta en él y en ellos.

Llegó la fecha del evento magno, donde la gente se hace inmortal en este deporte, pero él ya lo era, no necesitaba llegar a más para serlo, ¡pero volví a ser un incrédulo! Él seguía con esa mirada de líder, que en cualquier momento nos decía a los que estábamos viendo el partido. “¿Estás listo? Porque yo he venido aquí a por el trofeo, he venido a hacer felices a todos los fans del equipo, desde el más pequeño, al más mayor, solo te pido una cosa, pon tu mirada sobre mí, yo te guiaré”. Y nos guió, guió a un equipo donde el mayor reto era unos playoffs que no se pisaban desde hace 13 años, que no se ganaba un partido de playoff desde esa gran noche del 23 de Enero del 2003. Nos devolvió la gloria una vez perdida, nos devolvió su mirada de ilusión desde el más alto púlpito del magno evento, trofeo en mano, y gritando a todos, “seguirme con vuestras miradas, porque lo conseguimos”.

Porque si, amigo Thomas Edward Patrick Brady Jr, confié en ti, confié en tu mirada.

Porque al final del año solamente nos queda una cosa, nuestra mirada hacia el ídolo que nos hizo creer, al líder que nos guió. Y por supuesto, su mirada.

Tom Brady celebrando. Foto de Tampa Bay Buccaneers twitter.

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