“(…) ¡Qué visión más extraña la mía! ¡He tenido un sueño que ni el hombre más hábil podría narrarlo! ¡Si lo intentara, sería un asno! Me pareció que yo era…, me pareció que tenía…, pero un hombre sería un imbécil incurable si pudiera decir lo que me pareció que tenía. El ojo humano no ha oído nunca, ni su oído ha visto, ni su mano ha gustado, o su lengua concebido y su corazón repetido lo que era mi sueño (…)” William Shakespeare, “El sueño de una noche de verano”…
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