Mierda… ya ha vuelto a pasar. Se nos ha colado un lote de confeti entre los barriles de la pólvora, y hemos vuelto a cargar los cañones con serpentinas y matasuegras. Ni siquiera tener el casco de este barco hecho de hierro puede lograr hundir al enemigo con semejante munición para atacar… Miro al capitán de artilleros. Lo conozco. Serví con él cuando ambos estábamos aún en la Marina Real. Yo fui el primero de los dos en darme cuenta de que, aun sirviendo a la patria, era más divertido…
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